HIP HOP BRICOLAGE: LOS PROFESORES COMO
INVESTIGADORES DE LA CULTURA POPULAR
Joe Kincheloe y Shirley Steinberg
El bricolaje tal y como lo conceptualizamos en su
articulación más simple, implica que los investigadores
utilicen múltiples métodos y perspectivas en su
investigación. Desde nuestro punto de vista tales
perspectivas múltiples deben estar acompañadas de una
síntesis de los desarrollos en la teoría social, en la
epistemología, y en la interpretación, si queremos que el
bricolaje ejerza una gran influencia en el aprendizaje
contemporáneo. Asimismo, creemos que los profesores
deberían estar más rigurosamente preparados, no sólo como
pedagogos sino también como “trabajadores del
conocimiento” y como investigadores. Consecuentemente,
queremos que los expertos en educación y los profesores
muestren el camino hacia la promoción del nuevo concepto
del rigor de la investigación promovido por el bricolaje.
Esta dimensión de perspectiva múltiple del bricolaje
produce un profundo poder intelectual. No nos parece una
extensión conceptual decir que hay una sinergia que
emerge del uso de diferentes perspectivas metodológicas e
interpretativas en el análisis de un artefacto. Por
ejemplo, los historiadores que tienen un profundo
conocimiento de hermeneútica producirán interpretaciones
más ricas de los procesos históricos con los que se
encuentran en su estudio. En la profunda interdisciplina
del bricolaje el historiador toma conceptos de
hermenéutica y los combina con métodos historiográficos,
lo que produce algo nuevo, una nueva forma de
historiografía hermenéutica o hermenéutica histórica. Sea
cuál sea su nombre, la metodología no podría haber sido
pronosticada estudiando por separado la historiografía y
la hermenéutica fuera del contexto de los procesos
históricos en examen (Varenne, 1996). Las posibilidades
ofrecidas a los profesores investigadores por tales
sinergias interdisciplinarias no tienen límite.
Un etnógrafo versado en teoría social y en su historia
reciente está mejor preparado para trascender ciertas
formas del formulario etnográfico que están reducidas por
la llamada restricción de observación de la metodología.
Usando el rayo X de la visión teóricamente social
contemporánea de las estrategias fundamentadas del
análisis discursivo del psicoanálisis posestructural y de
la ideología-crítica, el etnógrafo gana la capacidad para
ver más allá de lo literalmente observado. En esta
maniobra, el etnógrafo como el bricolaje, se mete a un
nivel más profundo de análisis de datos al ver lo que no
está allí presente físicamente, al ver lo que no es
discernible por el ojo etnográfico. Sinergizado por la
interacción de los discursos de la etnografía y de los
teóricos sociales, el bricolaje resultante produce un
nuevo ángulo de análisis, da una perspectiva
multidimensional a un fenómeno cultural.
Explorando cuidadosamente las relaciones que conectan al
objeto estudiado con los contextos en los cuales existe,
el profesor investigador construye el más útil bricolaje
que su amplio conocimiento de estrategias de
investigación es capaz de producir. El estricto
disciplinario que opera en un nuevo marco reduccionista
sujeto a procedimientos estipulados de una forma
monológica de ver tiene menos probabilidades de producir
una investigación que quebrante el marco establecido que
el “bricoleur” sinergizado. El proceso en el trabajo del
bricolaje implica el aprendizaje desde la diferencia. Los
investigadores que utilizan múltiples métodos de
investigación, a menudo no están sujetos a los mismos
supuestos que personas que operan dentro de una
disciplina en particular. A medida que estudian los
métodos de diversas disciplinas, se ven forzados a
comparar no sólo los métodos sino también las
epistemologías que difieren entre ellas y los supuestos
sociales teóricos. Tal diversidad enmarca la orientación
de la investigación hacia perspectivas especiales
construidas socialmente y no como caminos sagrados hacia
la verdad. Todos los métodos están sujetos a la
interrogación y al análisis, especialmente después de
tantas otras estrategias diseñadas para objetivos
similares.
Este proceso de desfamiliarización pone de relieve el
poder de la confrontación con la diferencia para extender
los horizontes interpretativos del investigador. El
bricolaje no tolera simplemente la diferencia sino que la
cultiva como si fuera una llama para la creatividad del
investigador. Aquí reside una contribución central de la
profunda interdisciplina del bricolaje: a medida que los
investigadores unen formas de investigación divergentes
ganan la percepción única de las perspectivas múltiples.
Por esta razón una compleja comprensión de la
investigación y de producción del conocimiento prepara a
los “bricoleurs” para tratar las complejidades de los
dominios sociales, culturales, psicológicos y educativos.
Sensibles a la complejidad los “bricoleurs” usan
múltiples métodos para descubrir nuevas percepciones,
extender y modificar viejos principios y reexaminar
interpretaciones aceptadas en nuevos contextos.
Utilizando cualquier método necesario para obtener nuevas
perspectivas de los objetos de investigación, los
“bricoleurs” emplean el principio de la diferencia, no
solamente en los métodos de investigación, sino también
en los análisis interculturales. En este dominio los
“bricoleurs” exploran las diferentes perspectivas de los
socialmente privilegiados y de los marginados en relación
con las formaciones de raza, clase, género y sexualidad.
Los investigadores educativos, posicionados como están en
la intersección de una plétora de disciplinas como son el
arte, la historia del arte, la educación artística, la
sociología, los estudios culturales, la historia, la
filosofía, la psicología, la antropología, los estudios
literarios, etc., son los lógicos candidatos para ponerse
a cargo de las nuevas formas de investigación de
perspectiva múltiple. En este contexto hablamos de
múltiples niveles de percepción necesarios para entender
e involucrarse en el rigor del bricolaje.
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